10º Libro de la Serie.
Argumento:
Samantha Willan es una abogada adicta al trabajo que está
deseando poder descansar y relajarse un poco en una casita de campo y que,
después de una reciente ruptura, quiere mantenerse lo más alejada posible de
los hombres. Entonces conoce a su irresistible vecino. Ese hombre tiene algo
extraño y misterioso en los ojos. ¿Es sólo su imaginación o no los aparta de su
cuello?
Garret Mortimer es un cazador de renegados. En su última
misión consiguió reunir a Lucian Argenau con su compañera, y Mortimer espera
que ésta sea menos… intrépida. Está allí para seguirle el rastro a otro
renegado, pero divertirse al sol es la pesadilla de cualquier chupasangre. Peor
aun, parece que no es capaz de sacarse a Samantha de la cabeza, sobre todo
cuando la pilla nadando desnuda en el lago. Después de ochocientos años como
soltero, ¿está preparado para convertir una volátil atracción en una relación
de amor eterno?
En este nuevo libro como podéis ver en el argumento no solo las aventuras las protagonizan la Familia Argeneau, también las protagonizan sus amigos y empleados a los que consideran de su propia familia. Os puedo asegurar que como todos los anteriores libros, tienen su dosis de intriga, amor y sobre todo diversión.
Fragmento de este libro.
Sam y Jo se sentaron y se dieron la vuelta para echar un vistazo hacia la orilla de donde aquella voz divertida había venido. Al principio, todo lo que podían ver eran sombras en la oscuridad, pero luego Jo encendió la linterna que había traído con ellas y la levantó. El haz de luz salpicó y luego se estableció en su hermana mayor, Alex, mientras hacía su camino por el jardín inclinado hacia el muelle.
—Aleja esa luz de mis ojos, — se quejó Alex con una sonrisa, levantando una mano para evitar el deslumbramiento, y Jo bajó el haz a la tierra para que pudiera avanzar los últimos metros sin ningún incidente.
—Gracias, — dijo Alex mientras entraba en el muelle para unirse a ellas.
—No hay problema,— dijo Jo. El haz luego rebotó lejos de Alex, mostrando la cara de Sam brevemente cegándola antes de que se apagara.
Sam se quedó con manchas blancas quemando sus ojos y estaba tratando de conseguir su visión normal de nuevo cuando la luz de repente,parpadeó de nuevo, una vez más dirigidas directamente a su cara.
—¡Hey!— Ella levantó la mano para protegerse los ojos y frunció el ceño en el resplandor de la luz moviéndose sobre ella.
—¡Apártala!
—Lo siento. Me pareció ver... ¡yo lo vi!— Jo exclamó triunfalmente cuando el rayo alcanzó el cuello. —Estás sangrando.
—Maldita sea la mosca negra,— murmuró Sam. Era la temporada para ellas.
Haciendo una mueca, se limpió a ciegas en el cuello.
—El otro lado, — dijo Jo amablemente. —Hay dos.
—Hmm.— Alex se dejó caer de cuclillas para echar un vistazo. Lo que vio trajo una sonrisa a su cara.
—Son dos... uno al lado del otro. Se parece a una mordedura de vampiro.
—Sí, — coincidió Jo, y luego bromeó. —Si no hubiera estado aquí todo el tiempo hubiera dicho que Drácula te tuvo y no limpió después.
—Ugh. Ni siquiera bromees sobre eso, — dijo Sam con un escalofrío.
Jo se rió de su disgusto. —La mayoría de las mujeres les encantaría que eso sucediera. Fantasean con que ese tipo de cosas les suceda.
—La mayoría de las mujeres no tienen fobias de los murciélagos,— respondió secamente Sam. —Además, no creo que la mayoría de las mujeres fantaseen con ser mordidas por roedores voladores.
—No son roedores voladores, — dijo Jo con exasperación. —Un vampiro.
—Lo mismo, — murmuró Sam con disgusto. —Se convierten en murciélagos y ratas y lobos y Dios sabe qué más. No estoy en la bestialidad, gracias.
—Aaaauuuu. Eres un... un...
—¿Abogado?— Sugirió Alex con diversión.
—Sí, — replicó Jo.
—Deja de decir eso como si fuera algo malo.— Sam frunció el ceño a las dos. — He trabajado mucho y duro para convertirme en abogado.

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