
El vampiro más buscado. (Familia Argeneau)
Libro 20.
Argumento:
Para Basha
Argeneau, cualquier cosa es mejor que enfrentar a su familia distanciada.
Incluso esconderse en el sofocante sur de California. Pero cuando un inmortal
sexy vestido de negro aparece decidido a llevarla de vuelta al clan, ella hará
cualquier cosa para mantenerse lejos, muy lejos del pasado que no puede dejar
atrás.
Marcus Notte
no está aquí para jugar, especialmente no con alguien tan loco como esa rubia
infame. Por pedido de Lucian Argeneau, está ahí para llevarla de vuelta y que
sea interrogada, y Marcus está decidido a llevar a cabo la solicitud de Lucian,
no importa cómo la pequeña vampira lee-mentes seductora se sienta al respecto.
A Basha no
le importa luchar contra el fuego con fuego, especialmente con un inmortal
caliente involucrado. Pero si quiere llevársela, tendrá que atraparla
primero...
Este es el último libro de la Familia que hay traducido al español. Como ya os he dicho hay dos más pero aun no están traducidos.
Agosto de 2009
Divine vio
su último cliente salir, sorprendida al notar que no había nadie fuera de su
puerta esperando para una lectura. Era la primera vez en el día que no había
una fila fuera de su casa rodante. Un vistazo a su reloj explicó por qué; era
la hora de cenar. Esas eran las únicas veces que tenía un momento de calma con
los clientes. En este momento los puestos de comida tendrían una fila
ridículamente larga mientras todos en la feria convergían a ellos en busca de
golosinas y grasosas para impulsar el resto de los paseos y diversión de la
tarde. Lo que significaba que tenía unos minutos para recuperar el aliento y
descansar un poco.
Apenas había
tenido la idea cuando vio a un par de mujeres moviéndose resueltamente hacia su
remolque. Después de una breve vacilación, Divine volteó rápidamente el letrero
de “Regreso en cinco minutos", dejó deslizarse la puerta mosquitera hasta
cerrarse y bajó los pocos escalones hasta el suelo. Ignorando el hecho de que
las mujeres estaban mirándola alarmadas y precipitándose hacia ella, se deslizó
por el costado de su casa rodante. La mayoría de los clientes lo habrían dejado
entonces, hundiéndose en la decepción y esperando probablemente con
impaciencia, pero aún así esperando, por lo que Divine se sorprendió un poco
cuando su brazo fue agarrado por detrás. Estuvo más sorprendida, sin embargo,
por la fuerza en la mano que se aferró a ella... hasta que se giró y notó que
no era una de las mujeres en absoluto, sino un hombre.
De un par de
centímetros más alto que ella, con cabello oscuro y de buen aspecto, él estaba
formado como un apoyador1. También estaba cernido sobre ella, invadiendo deliberadamente
su espacio de forma amenazante mientras gruñía:
—¿Qué
demonios le dijiste a mi esposa?
Divine rodó
los ojos con exasperación, preguntándose cómo se suponía que sabría si no tenía
idea de quién era su esposa. Estaba a punto de decirlo, pero entonces se dio cuenta
de que había algo familiar en el hombre y rápidamente se sumergió en sus pensamientos.
Un latido más tarde ella se relajó.
—Allen
Paulson —murmuró su nombre, consiguiendo una satisfacción casi infantil cuando
los ojos de él se abrieron con incredulidad.
—¿Cómo lo…?
—Le dije a
su esposa que usted estaba teniendo una aventura con su secretaria pechugona y
rubia de veinte años, Tiffany —interrumpió Divine bruscamente, para hacerlo
callar de una vez—. Le dije que Tiffany insistía en casarse y que usted, sin
querer perderla pero no queriendo renunciar al dinero de su esposa, prefería la
viudez al divorcio. Le dije acerca de sus planes para ocasionar la viudez en
sus próximas vacaciones.
Creo que era
¿ahogarla o que sufriera una caída mientras acampaban en el parque nacional
Yosemite? —Inclinó la cabeza—. Según recuerdo, ese viaje estaba programado para
esta semana, ¿no?
Cuando su
boca se abrió y su agarre en el brazo se alivió, Divine agregó:
—Supongo que
el hecho de que esté aquí en vez de en Yosemite significa que ella escuchó mi
consejo de hacer una cita con su abogado a la mañana siguiente y cambiar su testamento,
así como de retirarlo como beneficiario en su seguro de vida.
Su mano se
retiró, cayendo fláccidamente a su lado.
—Sin duda
ella también escuchó mi consejo y contrató a un detective privado.
Deduzco que
lo envió a obtener pruebas fotográficas de su infidelidad en ese pequeño motel
barato al que le gusta llevar a su secretaria todos los días a la hora del
almuerzo. —
Se deslizó
en sus pensamientos brevemente, leyó la respuesta en el caos allí, y sonrió con
satisfacción. Su esposa no sólo había hecho eso, sino que después había llevado
la prueba directamente a un buen abogado de divorcio. La mujer estaba a salvo
ahora y en camino a ser soltera otra vez. Después de eso, sin embargo, la mujer
le había dicho a su querido maridito que la adivina en el carnaval era quien le
había dado el aviso y puesto en ese camino, y que habían sido los mejores
veinte dólares que jamás había gastado. Razón por la cual Divine ahora tenía a
un iracundo, pronto-a-ser divorciado y desamparado esposo en sus manos.
Divine
esperó, preparada para la ira del hombre. Pero en lugar de la ira explosiva que
esperaba, él le preguntó con voz débil, asustada:
—¿Cómo lo
supiste? Nadie lo sabía. No le dije a nadie lo que había planeado. Ni siquiera
a Tiffany.
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